Ganador de la batalla Longbottom/Lestrange

Hay que admitir que el concurso de batallas de Frank y Alice Longbottom contra Bellatrix y Rodolphus Lestrange no recibió tantos relatos como los otros, pero la calidad de los mismos se ha mantenido igual. Nunca es fácil elegir qué batalla es la mejor de todas, pero finalmente opté por la de Hommy Potter.

De paso, también quiero contarles que, solamente para divertirme, escribí yo mismo una batalla entre los Longbottom y los Lestrange en mi blog. Pueden leerla en este link.

A continuación trascribo el relato ganador de Hommy Potter:

Estaban los tres mortífagos de pie, en medio de un denso bosque, en plena noche. Una bella mujer, aunque de rasgos malévolos y una larga melena negra; un hombre alto, delgado, de pelo rojo como el fuego. Las espesas copas de los árboles no dejaban atravesar ni el más mínimo mínimo rayo de luz, procedente de la Luna. El tercer tipo era un chico joven, bien vestido, que nadie podría imaginárselo cometiendo crímenes propios de un mortífago, ni siquiera robando una chocolatina en Honeydukes. Por sus caras vestimentas, sus refinados modales y forma de hablar, lo primero que podría pensarse de él es que era de la alta sociedad. La verdad es que no se parecía en nada a los otros dos sujetos, que cualquier persona algo prejuiciosa se cambiaría de acera al verlos pasar.
El hombre de pelo rojo, llamado Rodolphus Lestrange, de repente abrió la boca.
-¿Qué quieres Barty?, ¿para qué nos has hecho venir aquí?.
-Hay rumores.
La mujer, de nombre Bellatrix que tambien se apellidaba Lestrange, ya que era esposa de Rodolphus, impacientemente gritó.
-¿Qué rumores?, ¿a qué te refieres?.
-He oído en mi casa que el amo ha caído.
Bellatrix puso cara de sorpresa.
-¿Que ha caído?, ¿a qué te refieres con eso?.
-Pues que ha muer….
Bellatrix encolerizó.
-¡Eso es imposible!, el amo no puede morir… no hay nadie que pueda acabar con él-. gritó Bellatrix-.Y aunque lo hubiera, mi señor me dijo que mientras yo guard….eeeeh….l e hiciera un pequeño favor, que por supuesto he cumplido, no habría forma de que pudiera desaparecer de este mundo… jamás.
-Bueno….- dijo Barty-. Lo único que sé es que algo extraño ha ocurrido en casa de los potter. Ellos han muerto, pero su hijo ha sobrevivido. También oí algo sobre una explosión y que el señor tenebroso había… desaparecido.
-¿Como te enteraste de todo eso?-. dijo Rodolphus, agarrando a Barty por el cuello de la chaqueta.
-¡Suéltame!.- gritó Barty y Rodolphus accedió-. Lo oí en mi casa, los Longbottom vinieron buscando urgentemente a mi padre. A escondidas oí cuanto pude de lo que le contaron.
-Bueno, pues habrá que hacerle una visita a tu papaíto.- exclamó Bellatrix con una sonrisa burlona.
-¡No!.- suplicó Barty-. A mi padre no, él no me importa pero mi madre…si le pasara algo a él… podríamos ir a por los Longbottom, parece que ellos venían de casa de los Potter, tras lo ocurrido, seguro que saben tanto o más que mi padre.
Bellatrix rió a carcajadas, tenía una risa estridente, desagradable para los oídos.
-Pobrecito… susurró irónicamente-. Me da igual tu madre, tambien la mataremos. O mejor, primero la torturaremos y luego, cuando pida por favor que la matemos, seremos benevolentes y acabaremos con ella.
Barty Crouch con un gesto de rabia hizo un amago de alzar la varita, pero en ese instante Rodolphus agarró a Bellatrix por el brazo e hizo un gesto a Barty pidiendole calma.
-Bellatrix…nos da igual ir primero a buscar a los Longbottom-dijo Rodolphus-. Además, Barty tiene razón, puede que ellos tengan información de primera mano.
-Está… bien- aceptó Bellatrix a regañadientes.

En ese mismo momento, en una casa a pocos kilómetros del bosque los Longbottom acostaban a su hijo, el pequeño Neville, en la cuna. Luego salieron de la habitación y se sentaron junto a la chimenea.
-Por fín ha acabado todo- dijo Alice Longbottom.
-Por ahora- respondió Frank.
-A qué te refieres?
-Ya oíste a Dumbledore. Quiéntusabes podría tener medios para volver, quizá no haya muerto del todo. Más vale no confiarse demasiado.
-Tienes razón, Frank.
-Además, tampoco hay muchos motivos de celebración-dijo frank-. No olvides mañana entierran a Lily y James.
-Sí, todo esto te deja un sabor agridulce. Por una parte Quientusabes se… ha ido y un niño inocente ha sobrevivido, pero por otra está lo de James y Lily.
-Si… bueno, será mejor que vayamos a descansar.
-Está bien.-respondió Alice-. Pero acuerdate de realizar los hechizos protectores.
-No importa- dijo frank-. Ya no son necesarios. Hoy deben estar todos los mortífagos escondidos o huyendo del país.
En ese momento oyeron unos golpes en la puerta. Abrieron y se trataba de Barty Crouch jr.
-Barty?- dijo Alice-. ¿Qué haces a estas horas aquí?. ¿Le pasa algo a tus padres?.
-No, mis padres están bien.
-Entonces… tu dirás-dijo Alice-.
-Sabeis que ha sucedido en casa de los Potter?
Frank se levantó del sillón que estaba junto a la chimenea, aunque no se movió del sitio.
-No podemos hablar aún del tema-. Dijo Frank.- Mañana el ministerio hará un comunicado oficial. .
-No pasa nada, ya he oídoalgo- respondió Barty.- Pero solo hay una cosa que no tengo clara. ¿Que ha pasado con…Quienvosotrosabeis?. ¿Donde está?
Alice hizo un gesto de sorpresa.
-¿Por qué te interesa eso?.- dijo Frank.
-Por curiosidad.
-No lo sabemos.- dijo Alice.
-Cómo no lo vais a saber?- dijo Barty enfadado.- Sois aurores y estuvisteis allí, en la casa.
-Pues no lo sabemos, Barty- respondió Frank-. Y, de todas formas, aunque lo supieramos tampoco podríamos decirte nada. No solo a ti, sino a nadie de fuera del ministerio, por el momento.
-¡Yo no soy ningún extraño!- gritó Barty-. Mi padre es tu jefe.
-Está bien, pues pregúntale a tu padre- dijo Frank.
En ese momento Barty no pudo controlar la rabia, sacó su varita rapidamente y apuntó hacia Frank.
-¡Incárcero!- exclamó Barty. Y en ese momento unas cuerdas salieron disparadas de su varita que ataron fuertemente a Frank y este cayó inmediatamente al suelo.
Frank y Alice, debido a su oficio, eran unos magos extraordinarios, nunca jamás habían perdido duelo alguno con mortífagos y simpatizantes de Voldemort. Lo que sí habían perdido era la cuenta de cuantos habían atrapado y estaban en Azkaban gracias a ellos. Pero el ataque les cogió totalmente desprevenidos. Barty… el hijo de Bartemius Crouch, atacádonlos; no entendían nada.

Alice, sin tener tiempo de reaccionar vió como los Lestrange entraban a toda prisa por la puerta, que había permanecido abierta, ya que Barty no se separó de ella durante toda la conversación.

Los famosos y sanguinarios Lestrange, ¿Qué hacían allí?- pensó Alice. En ese momento, solo pudo notar como era impactada por un hechizo que la ató de pies a cabeza, prácticamente, al igual que su marido, junto al que se encontró al siguiente instante tumbada en el suelo.

Rodolphus se acercó a Frank
-Tú.- gritó Rodolphus con su cara pegada a la de Frank.-. Más vale que nos cuentes todo lo que sepas sobre lo ocurrido al Señor Tenebroso.
-Solo sabemos que ha desaparecido- respondió Frank sin inmutarse.
-Eso no es suficiente- dijo Barty.
Sin pensárselo dos veces, Bellatrix apuntó con la varita hacia Alice pronunciando su maldición favorita
-¡Crucio!-gritó Bellatrix.
Alice se retorció de dolor, aunque se mordió los labios intentando no gritar.
-¡Para!.- suplicó Frank-. Os contaré todo lo que sé.
Bellatrix se detuvo
-El ha muerto…aunque Dumbledore nos ha dicho que no podemos confiarnos., pues conoces caminos de la magia que los demás ni nos imaginamos.
-¡Eso es mentira!- gritó Bellatrix-. Y volvió a torturar a Alice con el hechizo Cruciatus, pero triplicando la intensidad. Alice daba saltos de dolor y ya no podía contener los gritos.
Barty contemplaba impávido la escena. Rodolphus se acercó a Bellatrix
-Quizá digan la verdad.- dijo Rodolphus.
-¡Eso es imposible!- exclamó Bellatrix-. Mi señor no puede morir. Deben haberle atrapado y quizás lo retengan, no sé como.
-Puede ser- respondió Rodolphus y comenzó torturar tambien a Frank. Era una escena dantesca.- Pero debemos acabar rápido, el escándalo puede haber alertado a los vecinos…los aurores pueden llegar en cualquier momento.
-Vamos a soltarles la lengua de una vez.- dijo Bellatrix- Barty, ve a buscar a su hijo.
Barty se quedó sorprendido y los Longbottom suplicaron al unísono.
-Nooo, por favor, al niño dejadlo en paz…ahhhh.

Solo consiguieron que la intensidad del Cruciatus aumentara aún más.

Barty buscó al pequeño Neville Longbottom por las habitaciones, hasta que al entrar en una de ellas vió la cuna. Cerró un poco la puerta de la habitación, dejándola entreabierta.

En cierto sentido, era un alivio para él alejarse por unos segundos del cruel y despiadado escenario, en el que se estaba dando la mayor tortura que alguien podría imaginar. Nunca hubiera pensando que un ser humano pudiera soportar tanto dolor, Bellatrix y Rodolphus estaban llevando hasta el límite la maldición Cruciatus. Él solo la había sufrido una vez, como un castigo por parte de su amo cuando en una ocasión no consiguió cumplir una misión que le había encomendado. Solo duró unos segundos, pero nunca en su vida había pasado tanto dolor como en ese momento. Así que le daban escalofríos pensar como debía ser soportar eso durante quince minutos seguidos, como los Longbottom.

Se acercó a la cuna y allí estaba el niño. Ahora sería su turno. Nunca había visto lanzar un cruciatus a un niño.
-Seguramente su cuerpo no aguantar- pensó- morirá al instante.

En ese momento oyó unos gritos a traves de la puerta. No eran los Longbottom.

-¿De quienes venían esos gritos?- se preguntó.

Una de las voces le era familar. Sí, era Moody, las otras voces no las conocía. Se acercó a la ranura de la puerta. Entonces pudo ver rayos verdes y rojos volando por todas partes. Estaban acabados, los aurores estaba allí y esta vez era ellos tres los superados en número.

No estaba orgulloso de lo que iba a hacer, pero alguien debía seguir buscando al amo, no serviría de nada que él se uniera a la lucha. Estaban perdidos igualmente, allí debía haber unos diez o doce aurores como mínimo. En ese momento se acercó a la cuna y miró al niño.
-Te has salvado, nunca sabrás lo cerca que has estado de la muerte.

Barty giró sobre si mismo, dio un pequeño saltito y… desapareció.

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Autor Cepion

Argentino, nacido en 1986.

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