Recuerdos de Draco

Por. Esmeralda Ibarra Villagómez.

Mientras Draco se apoyaba en el regazo de Pansy Parkinson, no podía dejar de pensar en ella, en la chica a la que públicamente había despreciado por ser hija de muggles, y a la que tanto amaba desde el primer momento en que la vio.

A pesar de que aparentemente siempre se habían llevado mal, en un par de ocasiones a él le pareció que ella lo estaba mirando, no con odio, sino con cara de atontada.

Draco sabía que sus padres no consentirían que él, su primer hijo, se hiciera novio de una “sangre sucia”. En los momentos en que pensaba eso, decidía dejar esos pensamientos para otro día.

Antes de romperle la nariz a Harry, pensó que tal vez podría impresionar a Hermione si con un mobilicorpus llevaba a Harry hasta ella, le decía que otra persona le había roto la nariz, le decía que él lo había rescatado y le arreglaba la nariz ahí mismo; pero después recordó cuanto odiaba él a Harry y se la rompió con una patada y luego lo cubrió con la capa invisible.

Por las noches, Draco soñaba una y otra vez que en una noche hermosa se quedaban solos él y Hermione en el baño de los prefectos y de pronto él la tomaba entre sus brazos, se le declaraba, la besaba, ella lo aceptaba y él se quedaba dormido junto a ella; en la mañana, como Ron también era prefecto y era el primero en bañarse, descubrió a la pareja y le propinó a él un puñetazo en la cara. Justo en ese momento, Draco se despertaba bruscamente, pero después de un rato se quedaba dormido, ya sin tener ese sueño.

Una noche hermosa, como la del sueño de Draco, precisamente Draco había ido al baño de prefectos con la intención de relajarse en el agua caliente. Cuando ya se iba a desvestir, oyó un ruido, volteó y vio a la mismísima Hermione en la entrada del baño. Ella llevaba puesto un vestido blanco de seda que le quedaba muy bien.

– Sabía que vendrías – le dijo ella en voz baja –, estuve soñando este momento durante mucho tiempo. Solamente que he tomado algunas precauciones – añadió, mientras cerraba la puerta y le hacía un hechizo.
– ¿También tú lo estuviste soñando? – preguntó él.
– Sí, y es por eso que le hice el hechizo a la puerta, para que no entre el necio de Ronald.
– Espero que puedas perdonarme por todas esas cosas terribles que te he dicho y hecho – dijo Draco con tono de súplica.
– No te preocupes por eso ahora – dijo Hermione, comprensiva -, pero, ¿no sería mejor dejar que el sueño se siga cumpliendo? – preguntó.

Él le sonrío y dejaron que pasaran las mismas cosas del sueño, sin que Ron pudiera interrumpirlos, claro.

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