JK Rowling Revela un Nuevo y Extenso Texto acerca de Draco Malfoy!

Avanza la campaña de Navidad de Pottermore! Con un nuevo y asombroso momento de Harry Potter y el Misterio del Príncipe, donde vemos a Albus Dumbledore cayendo muerto de la Torre de Astronomía de Hogwarts.

La autora JK Rowling nos deleita esta vez con uno de sus nuevos textos (el más extenso en esta campaña) y uno de los más esperados: acerca de Draco Malfoy. Incluye también sus pensamientos, y datos acerca de la concepción del personaje y su desarrollo dentro de la historia.

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A continuación el nuevo texto completo de JK Rowling:


Draco Malfoy

Draco Malfoy es un estudiante de Hogwarts con pelo rubio claro, fríos ojos grises y una cara puntiaguda y pálida. Un Slytherin cuya familia está relacionada con las artes oscuras, Draco se mete con Harry y sus amigos a menudo.

  • Cumpleaños: 5 de junio
  • Varita: Espino y pelo de unicornio, veinticinco centímetros y medio, elástica
  • Casa de Hogwarts: Slytherin
  • Parentesco: Madre bruja, padre mago

Draco Malfoy se crió como hijo único en la Mansión Malfoy, la magnífica mansión en Wiltshire que ha pertenecido a su familia durante muchos siglos. Desde que pudo hablar, tuvo muy claro que era especial por triplicado: primero como mago, segundo porque era de sangre pura y tercero porque es miembro de la familia Malfoy.

Draco fue criado en una atmósfera en la que se lamentaba que el Señor Oscuro no hubiera tomado con éxito el poder en la comunidad mágica, aunque se le recordó prudentemente que este sentimiento no debía ser comentado fuera del pequeño círculo de la familia y sus amigos más cercanos “o papá podría meterse en un lío”. En su niñez, Draco se asociaba primordialmente con los hijos de sangre pura de los amiguetes ex-mortífagos su padre, y por lo tanto llegó a Hogwarts teniendo ya su pequeño grupo de amigos que incluía a Theodore Nott y Vincent Crabbe.

Como cualquier otro niño de la edad de Harry Potter, Draco oyó historias del Niño que vivió durante su infancia. Durante años habían circulado teorías sobre cómo Harry logró sobrevivir lo que hubiera debido ser un ataque mortal, y uno de las más persistentes es que el mismo Harry era un gran mago oscuro. El hecho de haber sido extraído de la comunidad mágica parecía (a gente con ilusiones) apoyar esta opinión y el padre de Draco, el astuto Lucius Malfoy, fue uno de los que más respaldó esta teoría. Era reconfortante pensar que él, Lucius, podría tener una segunda oportunidad en la dominación del mundo, si este chico, Potter, resultara ser otro campeón mayor de sangre pura. Fue por ello, sabiendo que no estaba haciendo nada que su padre fuera a desaprobar, y con la esperanza de poder enviar a casa noticias interesantes, por lo que Draco Malfoy intentó darle la mano a Harry Potter en el Hogwarts Express cuando se dio cuenta de quién era. El rechazo de Harry de la oferta de amistad de Draco y el hecho de que ya había formado una relación con Ron Weasley, a cuya familia detestan los Malfoy, hace que Malfoy se vuelva contra él inmediatamente. Draco se dio cuenta, con razón, que la absurda esperanza de los ex-mortífagos –que Harry Potter fuera otro Voldemort, pero mejor– no tienen absolutamente ningún fundamento, y a partir de ese momento su mutua enemistad se hace patente.

El modelo a seguir de Draco fue la persona más impresionante que conocía, su padre, y en él basó la mayor parte de su comportamiento en el colegio. Copió el ademán frío y despectivo de Lucius y lo utilizó con todas las personas que no pertenecían a su círculo más cercano. Reclutó a un segundo secuaz en el tren de camino al colegio (ya contaba con Crabbe antes de Hogwarts) y el enclenque Malfoy utilizó a Crabbe y a Goyle como una especie de esbirros y guardaespaldas durante sus seis años de estancia en el colegio.

Los sentimientos de Draco hacia Harry siempre han estado basados en su mayor parte en la envidia. Aunque nunca buscó la fama, Harry era sin lugar a dudas la persona más admirada y de la que más se hablaba en el colegio, y esto naturalmente no le sentaba bien a un chico que se había educado en la creencia de que ocuparía una posición de casi realeza en la comunidad mágica. Además, Harry tenía un gran talento para el vuelo, precisamente la habilidad que Malfoy estaba seguro le serviría para sobresalir entre el resto de los estudiantes de primero. El hecho de que el profesor de pociones, Snape, le tuviera a Malfoy cierto cariño y despreciara a Harry resultó ser solo exigua compensación.

Draco se valió de diversas tretas sucias en su incesante empeño por irritar a Harry y por ponerlo en evidencia delante de los demás. Entre otras, mintió a la prensa, fabricó insignias con insultos hacia él, trató de maldecirlo a sus espaldas y se disfrazó de dementor porque Harry parecía especialmente vulnerable a ellos. Sin embargo, Harry humilló a Malfoy en algunas ocasiones, sobre todo en el campo de quidditch, y el joven Slytherin jamás olvidó la vergüenza de haber sido transformado en un hurón botador por un profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Mucha gente pensaba que Harry Potter, quien presenció el renacimiento del Señor Tenebroso, era un mentiroso o un fantasioso, Draco Malfoy era de los pocos que sabían que decía la verdad. Su propio padre sintió que la Marca Tenebrosa le escocía y se reunió directamente con el Señor Tenebroso, así que presenció el duelo en el cementerio entre Harry y Voldemort.

Las conversaciones en la Mansión Malfoy acerca de estos acontecimientos originaron sentimientos encontrados en Draco Malfoy. Por un lado, estaba entusiasmado por estar al tanto del secreto de que Voldemort había regresado y con él los días de gloria para su familia de los que siempre hablaba su padre. Por otro lado, las discusiones en voz baja sobre cómo Harry volvió a escapar de otro intento de asesinato por parte del Señor Tenebroso le provocaban punzadas de enfado y envidia. Los mortífagos reunidos en la casa de sus padres odiaban a Harry por ser un obstáculo para sus fines y por lo que representaba, pero también lo consideraban un adversario serio. Mientras, Draco seguía siendo un simple estudiante. A pesar de encontrarse en bandos opuestos en la contienda, Draco envidiaba la posición de Harry. Se alegraba imaginándose la victoria de Voldemort: su familia recibiría grandes honores en el nuevo régimen y él sería agasajado en Hogwarts como el importante e impresionante hijo de la mano derecha de Voldemort.

La vida de Draco en el colegio dio un vuelco en su quinto año. Aunque tenía prohibido hablar en Hogwarts de lo que escuchaba en casa, Draco disfrutaba de sus pequeños triunfos: era prefecto (y Harry no) y Dolores Umbridge, la nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras, parecía detestar a Harry tanto como él. Entró a formar parte de la Brigada Inquisitorial de Dolores Umbridge y se propuso descubrir qué tramaba un grupo de estudiantes que enseñaban y practicaban en secreto a través de una organización prohibida: el Ejército de Dumbledore. Sin embargo, en el mismo momento en el que Draco iba a alzarse con la victoria tras haber acorralado a Harry y a sus compañeros de modo que Umbridge probablemente fuese a expulsar al joven mago, Harry se le escapó de las manos. Peor aún, Harry consiguió frustrar el intento de Lucius Malfoy de matarlo, atraparon al padre de Draco y lo enviaron a Azkaban.

El mundo de Draco se hizo pedazos. Tanto él como su padre pensaban que iban a estar en la cima de la autoridad y del prestigio como nunca antes y, sin embargo, se llevaron a Lucius de su casa y lo encerraron lejos, en la terrible prisión de los magos custodiada por dementores. Lucius había sido el modelo a seguir y el héroe de Draco desde que nació. Ahora su madre y él eran parias entre los mortífagos; Lucius era un fracaso y había perdido todo el prestigio ante la furiosa mirada de lord Voldemort.

Hasta ese momento, Draco había tenido una existencia protegida y estable. Había sido un chico privilegiado con pocas preocupaciones y una posición en el mundo segura. Por su cabeza solo rondaban problemas sin importancia. Ahora su padre no estaba y su madre se sentía consternada y atemorizada, así que él debía asumir las responsabilidades de un hombre.

Lo peor estaba por llegar. Voldemort pretendía castigar aún más a Lucius Malfoy por no conseguir capturar a Harry, así que le pidió a Draco una tarea tan difícil que prácticamente no podría culminar… y que probablemente pagaría con su vida. Draco debía matar a Albus Dumbledore, pero Voldemort ni siquiera se molestó en decirle cómo. Tendría que seguir su propia iniciativa y Narcissa adivinó correctamente que aquel mago desprovisto de lástima y que no podía tolerar el fracaso le había encomendado a su hijo una tarea que no podría cumplir.

Enfadado con ese mundo que de repente le había dado la espalda a su padre, Draco aceptó ser un mortífago de pleno derecho y aceptó cometer el asesinato que Voldemort había ordenado. En esa fase tan temprana, cegado por los deseos de venganza y de devolver el favor de Voldemort a su padre, Draco no era capaz de comprender lo que en realidad le había pedido. Solo sabía que Dumbledore representaba todo lo que su padre detestaba y consiguió convencerse con bastante facilidad de que el mundo sería un lugar mejor sin el director de Hogwarts, puesto que concentraba a su alrededor a todos los opositores de Voldemort.

Fascinado por la idea de verse como un mortífago real, Draco se dirigió a Hogwarts con gran decisión. Sin embargo, poco a poco fue descubriendo que su tarea era mucho más difícil de lo que había anticipado y, después de estar a punto de matar accidentalmente a dos personas en lugar de a Dumbledore, Draco empezó a perder el coraje. Sobre sus hombros pesaba la amenaza de que su familia y él sufrirían daño, y empezó a desmoronarse ante semejante presión. Las ideas que Draco tenía sobre sí mismo y sobre su lugar en el mundo estaban desintegrándose. Durante toda su vida había idolatrado a un padre que estaba a favor de la violencia y al que no le temblaba la mano cuando tenía que utilizarla. Ahora su hijo había descubierto que le desagradaba matar a la gente y eso le hacía sentir fracasado. Aun así, no podía librarse de su condición: rechazó repetidamente la ayuda de Severus Snape porque tenía miedo de que intentara robarle su «gloria».

Voldemort y Snape subestimaron a Draco. Demostró que era diestro en la Oclumancia (el arte mágico para defenderse cuando intentan leerte la mente), esencial para la tarea encubierta que tenía encomendada. Después de dos intentos frustrados de acabar con la vida de Dumbledore, Draco tuvo éxito en su ingenioso plan de introducir a todo un grupo de mortífagos en Hogwarts. Dumbledore acabó siendo asesinado, aunque no a manos de Draco.

Cuando se enfrentó a un débil Dumbledore sin varita, Draco no pudo asestar el golpe de gracia; a pesar de resistirse a sus sentimientos, terminó conmovido por la amabilidad y piedad que Dumbledore mostraba hacia su asesino. Snape encubrió a Draco y ocultó a Voldemort que había bajado la varita antes de que él llegara a lo alto de la torre de Astronomía. Snape destacó la habilidad que Draco demostró al introducir a los mortífagos en el colegio y al acorralar a Dumbledore para que él pudiera matarlo.

Poco después de que liberaran a Lucius de Azkaban, la familia pudo volver a la Mansión Malfoy para proseguir con su vida. Sin embargo, habían perdido todo su prestigio. Aunque en otro tiempo llegaron a soñar con conseguir la posición más alta bajo el nuevo régimen de Voldemort, los Malfoy terminaron en los puestos más bajos de los mortífagos y fueron unos débiles fracasados que tenían que soportar las burlas y el desdén de Voldemort.

Draco sufrió un cambio de personalidad que, a pesar de sus conflictos, se hizo patente durante el resto de la guerra entre Voldemort y aquellos que intentaban detenerlo. A pesar de que Draco aún conservaba la esperanza de devolver a la familia a su anterior posición privilegiada, su conciencia lo llevó a intentar salvar a Harry de Voldemort (posiblemente, con desgana, pero dando lo mejor de sí dadas las circunstancias) cuando lo capturaron y arrastraron hasta la Mansión Malfoy. Sin embargo, durante la última batalla en Hogwarts, Malfoy volvió a intentar capturar a Harry para salvar el prestigio de sus padres y probablemente sus vidas con él. Es debatible que él mismo hubiera llegado a entregar a Harry. Sospecho que, al igual que cuando intentó matar a Dumbledore, se habría dado cuenta de que dirigir a otra persona a su muerte es más complicado en la práctica que en la teoría.

Draco sobrevivió el asedio a Hogwarts porque Harry y Ron salvaron su vida. Después de la batalla, su padre evitó la prisión porque proporcionó pruebas contra otros mortífagos y ayudó a asegurar la captura de muchos seguidores de lord Voldemort que huyeron para esconderse.

Los acontecimientos de los últimos años de adolescencia de Draco cambiaron su vida para siempre. Se vio obligado a poner en duda todas sus creencias de la manera más aterradora. Vivió el horror y la desesperación, fue testigo del sufrimiento de sus padres por sus lealtades y presenció la desintegración de los valores de su familia. La gente como Dumbledore, a la que odiaba porque así se lo habían enseñado o porque lo había aprendido por sí mismo, le ofreció su ayuda y su amabilidad, y el propio Harry Potter dio su vida por él. Tras los acontecimientos de la Segunda Guerra Mágica, Lucius vio que su hijo seguía siendo tan cariñoso como siempre, pero rehusó seguir la misma línea de sangre limpia.

Draco se casó con la hermana pequeña de un compañero Slytherin. Astoria Greengrass, quien también tuvo una conversión similar de ideales de sangre limpia a una visión de la vida más tolerante (aunque su proceso fue menos violento y aterrador) era para Narcissa y Lucius una nuera un tanto decepcionante. Tenían muchas esperanzas puestas en una chica cuya familia aparecía en los «Sagrados Veintiocho», pero Astoria no quería que Scorpius fuera educado en la creencia de que los muggles eran escoria y por eso las reuniones familiares solían estar salpicadas de tensión.

Pensamientos de JK Rowling

En el comienzo de la saga, Draco es el arquetipo de matón en todos las aspectos. Cree de forma incuestionable en su superioridad heredada gracias a la sangre limpia de sus padres, así que le ofrece a Harry su amistad pensando que la aceptará automáticamente. La riqueza de su familia contrasta con la pobreza de los Weasley, lo que es también motivo de orgullo para Draco a pesar de que la sangre de los Weasley sea tan limpia como la suya.

Todo el mundo es capaz de identificar a Draco porque todos conocemos a alguien como él. Dependiendo de las circunstancias en las que nos encontramos con este tipo de gente, puede llegar a ser exasperante, ridículo o intimidante su convencimiento de que son seres superiores. Draco es capaz de provocar todos estos sentimientos en Harry, Ron y Hermione en distintas ocasiones.

Mi editor de Reino Unido cuestionó el hecho de que a Draco se le diera tan bien la Oclumancia, rama que Harry jamás pudo dominar (a pesar de que fue capaz de producir un patronus desde muy joven). Mi razonamiento fue que era perfectamente congruente con el personaje de Draco, puesto que alguien así sería capaz de controlar sus emociones, aislarlas de todo lo demás y negar partes esenciales de sí mismo. Al final de la Orden del Fénix, Dumbledore le dice a Harry que el hecho de que pueda sentir tanto dolor es una parte esencial de su humanidad. Con Draco intenté demostrar que la negación del dolor y la represión de los conflictos internos solo generan personas con problemas (mucho más proclives a hacer daño a los demás).

Durante casi un año entero, Draco es incapaz de darse cuenta de que es el verdadero propietario de la Varita de Saúco. Y es bueno que así sea, en parte porque el Señor Tenebroso es versado en Legeremancia y habría matado a Draco en un abrir y cerrar de ojos de haber conocido una pequeña parte de la verdad; pero también porque, aun dejando de lado sus remordimientos de conciencia, Draco es víctima de todas las tentaciones aprendidas: entre ellas, la violencia y el poder.

Me compadezco de Draco, del mismo modo que Dudley me da pena. Haber sido educado por los Malfoy o los Dursley tiene que ser una experiencia lamentable y Draco tiene que sufrir dificultades horribles como consecuencia directa de los principios tan erróneos de su familia. Sin embargo, los Malfoy cuentan con una gracia salvadora: se quieren entre ellos. Draco se mueve por miedo de que les pase algo a sus padres y a sí mismo, mientras que Narcissa lo arriesga todo al mentir a Voldemort al final de las Reliquias de la Muerte diciéndole que Harry está muerto. Lo hace por el mero hecho de reunirse con su hijo.

Por todo esto, Draco sigue siendo una persona de moralidad dudosa en los siete libros publicados y he tenido que subrayar en varias ocasiones lo desconcertante que me resultaba que a muchas chicas les guste este personaje de ficción en particular. No le quito mérito al atractivo de Tom Felton, quien interpreta a Draco de manera brillante en las películas y que, aunque resulte irónico, es probablemente la persona más amable que existe. Draco cuenta con todo el atractivo oscuro del antihéroe y las chicas suelen ser propensas a idealizar a este tipo de gente. Todo esto me deja en la poco envidiable posición de tener que inculcar algo de sentido común en las ensoñaciones de las lectoras cuando les digo, de manera bastante severa, que Draco no ocultaba un corazón de oro bajo su desdén y sus prejuicios. También niego que Harry y él estuvieran destinados a ser los mejores amigos.

Me imagino que el Draco adulto encarna una versión modificada de la existencia de su padre: habita la Mansión Malfoy con su mujer e hijo y es un hombre rico e independiente que no necesita trabajar. Veo en sus aficiones una confirmación más de su naturaleza dual. La colección de artilugios tenebrosos es parte de su historia familiar. Eso sí, los mantiene en sus cajas de cristal y no los utiliza. Sin embargo, su extraño interés por los manuscritos de alquimia, con los que nunca intenta crear una piedra filosofal, señala el deseo de obtener algo más que riqueza, quizás el querer ser mejor persona. Tengo grandes esperanzas de que eduque a Scorpius para que sea un Malfoy mucho más amable y tolerante que él de joven.

Draco tuvo muchos apellidos antes de decidirme por “Malfoy”. En varios momentos en los primeros borradores aparece como Smart, Spinks o Spungen. Su nombre de pila viene de una constelación, el dragón, aunque el centro de su varita es de unicornio.

Esto era simbólico. Después de todo, y aun a riesgo de reavivar fantasías poco saludables, hay un pequeño resquicio de bondad en el corazón de Draco.

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