La hermana de la Novia y el ganador

Por: Sabina Lago

-¿Está ocupado el asiento?

-No.

-¿Puedo sentarme, entonces?

-¡Oh, sí! Adelante.

-Tu eres la hermana…

-Sí, de la novia.

-Oh, encantado. Soy…

-Sí, sé quién eres. Es un placer.

-Gracias, señorita Delacour.

-¿Deseas bailar?

-Oh, ¡claro!

Así se conocieron y pasaron la noche bailando. Entre risas y charlas, entre intervalos porque todos querían bailar con la bella señorita Gabrielle Delacour. Todos los muchachos con los que ella bailaba una pieza cortésmente, pero luego dejaba para ir a bailar con ese joven mago que le robó la mirada. Se conocían de vista, del baile de Navidad. Ella sabía que él había sido muy valiente en el pasado. Que había sufrido mucho. Que no bajaba los brazos luchando por lo que quería. Que casi no contaba la historia. Él sabía que pronto ella partiría, no se quedaría en ese lugar. Que había sufrido mucho. Que no bajaba los brazos luchando por lo que quería. Que casi no contaba la historia.

-Señorita, ¿me permite esta pieza? Creo que ha estado muy ocupada esta noche y, ejem, tendríamos que bailar un poco o su hermana se enojará.

-Claro Bill, quédate tranquilo. Y de Fleur, eh, no te preocupes. Está tan feliz que no puede disimular su cara de “Nada me arruinará la noche hoy”.

-Oh, bueno, yo los dejo bailando. Creo que me llaman en la mesa de Hermione y Luna. –admitió el muchacho, avergonzado por su infantil actitud de quedarse ahí parado mirando la hermosa cara de la jovencita Delacour.

-¡Ooh, ganador!

-Ronald, cállate, compórtate – lo atajó Hermione, dispuesta a intervenir si hacía sonrojar a su amigo.

-Si Hermione. Es decir, ¡oye! Esto es un casamiento, para disfrutar, para bailar, ¡para joder a los demás invitados!

-Bueno, trata de joder a Harry porque está empezando a joder a Tía Muriel. Digo, a Barry.

-No te preocupes, encontré algo más interesante para hacer.

-Creo que ha ido a presentarse ante unas primas veelas de Fleur – intervino Luna en la conversación y, desde luego, la mirada de Hermione la hizo pensar en que quizás hubiera sido mejor si se callaba.

-Gracias, Herms – Intervino el defendido.

-De nada, amigo.

Pasó un poco tiempo, en el cual los jóvenes enamorados volvieron a verse y siguieron bailando. De repente, una figura plateada y grácil advirtió que Scrimgeour estaba muerto. Los magos, brujas, muggles y veelas corrieron por todos lados. Ellos tenían poco tiempo. Harry, Ron y Hermione habían desaparecido. Pronto ella se iría a buscar un refugio. Él, en cambio, decidió que se quedaría a proteger a una parte de su familia. Se vieron entre las mesas. Se besaron fugaz y rápidamente.

-Adiós, Gabrielle.

-Adiós, Neville.

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