Fanfic: Albus Potter y la Varita Partida – Capítulo 6

Capítulo 6: Una Triste Noticia

El pasar de los días transcurrió con tranquilidad para Albus. Scorpius, Boggart y él se habían vuelto inseparables, con las horas de vuelo y de pociones como los mejores momentos para reunirse, aparte del tiempo que pasaba con Scorpius castigado en el campo de práctica, y en la hora del almuerzo de los martes y jueves.

Las clases eran tan normales como podían serlo. Teddy resultó ser un gran profesor de Transformaciones, haciendo que sus alumnos alcanzaran el mejor promedio total que había tenido esa materia hasta ahora, e impresionando todavía más a McGonagall. Por si se lo preguntan, Flitwick seguía dando Encantamientos en Hogwarts, y Pociones ahora era la responsabilidad de otro profesor nuevo, Gregor Collins, un viejito medio sordo que siempre gritaba al hablar porque no podía escuchar su propia voz.

Albus veía de vez en cuando a James y a Rose, pero solo en saludos momentáneos, algo que ya no le importaba tanto como antes. Rose siguió los pasos de su madre y resultó ser una alumna con notas de excelencia. James no tuvo tanto éxito en lo académico, pero consiguió volverse el capitán del equipo de Quidditch de Gryffindor.

Con el tiempo, Albus comprendió por qué el Sombrero los envió a él y sus amigos a las casas donde estaban: La determinación es la característica primordial de un Slytherin, algo que Scorpius tenía por cumplir el sueño de redimir a su familia; los estudios avanzados de Albus sobre varitas le dotaron de una inteligencia que solo era digna de Ravenclaw; y en cuanto a Boggart…

– Mi interés está en las criaturas mágicas. – dijo Boggart. – Es algo genético. Mi abuelo era dragonolista en Rumania.

– Mi tío Charlie también lo es, y en el mismo país.

– ¡Genial! Algún día me lo tienes que presentar.

Albus y Boggart almorzaban en el Gran Comedor en la mesa de Ravenclaw. Era el día del correo, por lo que Albus por fin recuperaría a su lechuza, ya con un buen estado de salud.

– Resultó ser que Hedwig II estaba embarazada. – dijo Albus, con una alegría difícil de ocultar. – Fueron 5 los huevos que puso.

– Felicidades. ¿Qué harás con los polluelos?

– No tengo espacio en casa para cuidarlos, así que papá se encargará de encontrarles buenos hogares.

– Si te interesa, puedo tener una mascota más en mi casa, y mi mamá nunca se negará a cuidar de un animal.

– No es mala la idea. ¡Allá vienen!

Justo como lo dijo Albus, las lechuzas con el correo ya estaban sobrevolando bajo el techo del Gran Comedor. Hedwig II venía con ellas, sujetando una carta que al soltarla se posó directamente en el plato  de Albus.

– Hola Hedwig. – dijo Albus, acariciando la cabeza de su lechuza. – Buena chica.

– ¿De quién es la carta?

– De mis padres. Seguro solo quieren preguntarme cómo me fue hasta ahora en el colegio.

Albus abrió el sobre, y se encontró con dos papeles en ella: Uno era la carta de Harry…

14 de Octubre del 2016

Querido Albus,

Se que esperabas una carta normal donde te dijéramos lo orgullosos que estamos (y así es, lo estamos), pero lamentablemente no es así. Tu madre y yo te escribimos para avisarte de una triste noticia: Ollivander murió el 7 de Octubre pasado…

La noticia fue tan impactante que Albus soltó ríos de lágrimas. Su maestro en el arte de las varitas, su mentor, quien le enseñó todo lo que sabía, había fallecido…

– ¿Estás bien? – preguntó Boggart.

– No… Ollivander murió… – Albus trataba de hablar, pero la tristeza no lo dejaba. Boggart estaba sorprendido, y entendía la aflicción de su amigo.

… El entierro fue dos días después de su muerte. Sentimos mucho que esto haya pasado. Sabemos lo mucho que lo querías, y por eso te enviamos un documento anexo: Es su testamento. Creemos que te interesará saber quien es ahora su heredero legal. Sus  herramientas ahora son tuyas, las dejamos en tu cuarto y podrás verlas en navidad.

En fin, te deseamos lo mejor, y esperamos saber de ti tan pronto como te sea posible. Te queremos mucho.

Atentamente, Papá y Mamá.

Albus pasó a leer la copia del testamento de Ollivander. Según el documento, propiedades como la casa, la tienda y la mercancía serían cedidas a su hijo por un tiempo, pero cuando Albus cumpliera 18 años de edad se convertiría en el legítimo dueño. Por otro lado, Albus podía quedarse desde ese momento con sus herramientas de fabricación de varitas, sus maderas mágicas y sus muestras para centros.

– ¿Qué dice la otra hoja? – preguntó Boggart. Albus no sabía como responder. Tenía la boca abierta…

– Dice… que soy el dueño… de su tienda de varitas…

– ¡NO TE CREO!

– Sólo cuando sea mayor de edad, pero si…

– ¡Vaya! Él en verdad que te quería.

– Fuí su mejor aprendiz, y ahora soy su heredero.


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