La Deuda de Sangre, Capítulo 2

897438sangre-300x2751Regresa este viernes nuestro fanfic colaborativo. Hoy tengo el placer de presentarles a nuestro primer colaborador de esta temporada. Híbrido Brujo, que amablemente nos envió su capítulo a sextantedeplata@ciudad.com.ar.

Esperamos que ustedes hagan lo mismo y se comuniquen. Sean los guías del fanfic, que para eso es colaborativo. También aceptamos trabajos para el blog.

No los demoro más:

Capítulo 2

“Azkaban”

por Híbrido Brujo

En el instante que Kingsley comenzó a escribir la nota, Harry salió apresurado en busca de la jefa encargada de los trasladores, Rita Skeeter, ya que en otra ocasión, ella le había otorgado uno. Ahora precisaba uno para poder llegar hasta Azkaban, pero la muy «periodista» no aparecía.

Aturdido todavía por los tragos de la fiesta y la comida que le había preparado Ginny, Harry se tropezó por el camino con Ron:
—¿Has visto a Skeeter? No la he podido encontrar desde hace 30 minutos…—dijo Harry alterado.
—Esa bruja loca debería estar en su oficina, o tratando de sacar algún chisme de cualquier lado. —dijo Ron entre risas.

Siguieron caminando juntos por los largos pasillos del ministerio hasta que se toparon con Rita.
—Por fin, ¿en donde te habías metido? —exclamó Harry furioso.

—Estuve ayudando un poco a Cattermole con unas documentaciones. —dijo Skeeter asustada.

—Está bien, no necesito tantas explicaciones —dijo Harry un poco mas calmado—. Necesito un traslador directo a Azkaban. Es urgente.

—De acuerdo.

La bruja se dirigió muy a prisa hacia su oficina mientras Harry volvía a la suya para enviar una carta a Hogwarts informando que debía hablar con la directora.

No pasaron ni diez minutos en que un mensaje interdepartamental llegara a su oficina diciendo que ya estaba listo su traslador.

Potter fue directamente a la oficina de trasladores y se encontró con automóvil de juguete.

—¿Es este? —preguntó. La bruja solo asintió con la cabeza.

—Gracias —dijo el mago y desapareció.

Lo primero que hizo Harry cuando apareció en Azkaban fue empuñar su varita, solo por precaución, prácticamente era un reflejo en él. Fue de inmediato que las puertas de la prisión se abrieron y por ellas apareció el encargado sumamente furioso.

—Quien anda ahí? —exclamó fuertemente el hombre.

—Harry Potter, jefe del Departamento de Aurores del Ministerio de Magia. Informé sobre mi llegada a Azkaban ¿y así me reciben? —pronunció con rabia al sujeto. De verdad estaba furioso, y lo peor era que Ginny lo regañaría por estar ausente en su propio cumpleaños.

—Lo siento mucho señor Potter, mis superiores no me habían notificado nada sobre su visita. ¿Qué lo trae por aquí?

—He venido a hacerle unas preguntas a un prisionero, por ahora necesito que me guíes con alguien que pueda ayudarme.

—Claro, lo llevaré con el señor Calius, él sabe la ubicación de todos y cada uno de los reclusos.

Harry entró en la prisión con su guía hasta el departamento donde se situaba Calius durante su turno vespertino. Los amplios corredores eran lo más tétrico que había visto, era como si alguien viviera en el Bosque Prohibido. Las paredes estaban repletas de un lodo por la falta de limpieza. Debido a las pocas antorchas que iluminaban el camino, Harry utilizaba el encantamiento lumos para poder visualizar mejor donde caminaba.

—Aquí es señor Potter.

—Gracias señor… —se quedó esperando que el hombre le dijera su nombre.

—Dígame Ernie, señor.

El hombre dio media vuelta y volvió por sus pasos camino a la entrada de Azkaban.

Harry quedó parado frente a un gran arco por el cual podía verse a un hombre sentado sobre su escritorio tomando café. Pidió permiso para pasar, se presentó ante el extraño que tenia de frente.

—¿Usted es el señor Calius?

—En efecto, señor Potter. Recibimos su carta hace dos minutos, no nos dio tiempo a que le informemos a Ernie sobre su visita.

—Descuide, no ha sido para tanto.

—Bueno, en su carta explicitaba que quiere hacerle unas preguntas a un prisionero —dijo Calius con un tono más serio.

—Sí, necesito ver a Circe, una joven que trajimos hace un tiempo atrás… sin magia para ser exactos.

—La recuerdo bien. Sígame, por favor.

Calius estaba algo encorvado, a pesar de no ser muy viejo. Llevaba un farol para iluminarse y la varita colgada en un cinturón. Siguieron caminando, subiendo escaleras, hasta que llegaron a un corredor silencioso, Harry no podía entender por qué.

—¿Por qué está todo muy tranquilo aquí ?

—Hemos colocado barreras mágicas para bloquear los gritos, encantamiento similar a muffliato —explicó Calius.

En un momento, el guía giró a la izquierda y siguió adelante hasta frenarse en una extraña puerta de plata. Tenía unos dementores grabados, además de unas inscripciones antiguas que Harry desconocía.

—Aquí es, última puerta del pasillo seis. Cuando termines, golpee la puerta dos veces.

Harry entró muy lentamente por la puerta de plata. Era un cuarto oscuro con una diminuta ventana por la cual dejaba circular el aire. A lo lejos, en uno de los rincones del fondo de la habitación, estaba sentada una chica. Tenía un aspecto sepulcral, psicótico, era demasiado delgada, estaba pálida con un pergamino. En el momento en que entró Harry, ella se volteó a observarlo.

—Hola Circe, tanto tiempo… —dijo Harry muy despacio. El aspecto era el de una anciana sin arrugas. Las ojeras casi le llegaban a los pómulos y el pelo lo tenía quebradizo.

—Buenas noches señor Potter, bueno, aquí dentro no se sabe distinguir entre el día y la noche. Para mí siempre está todo oscuro.

—Tú te lo has ganado. Nos diste muchos problemas… y creo que estas involucrada en algo que está por venir.

—¿De qué hablas? —las palabras de Circe llegaban a Harry en un tono demasiado pasivo. Era como si estuviera dormida o algo.

—He estado encerrada aquí desde que me arrebataste mi magia. —dijo la joven subiendo un poco el tono.

—Dime lo que sabes sobre los TotenEssen y Dakerov… —exigió Harry

—¿Los toten qué? Sea lo que sea lo que esté buscando aquí no lo encontrará. Lo de Dakerov lo debes recordar bien, Potter.

—¿Dakerov pudo haber estado involucrado en algo más? Recuerda que si cooperas podrías acortar tu tiempo en este horrendo sitio.

—No tengo idea —dijo como para terminar la conversación y se acurruco en el suelo.

—Bueno, cuando tengas ánimo para hablarme sobre lo que te he preguntado házmelo saber. Hasta luego.

Terminó de hablar Harry, se dirigió hacia la puerta y cuando la estaba abriendo se oyó:

«Eso solo es el principio, Potter. Lástima de ti, tus amigos y tus hijos»

Harry se detuvo en el marco de la puerta de plata sosteniendo la perilla mientras Calius lo esperaba afuera. Este le preguntó el motivo de su extraña reacción, pero Harry solo quería regresar al ministerio.

—¿Que ha sucedido allí ?

—Nada en realidad… Hasta yo esperaba un poco más de ella, por un momento pensé que cedería y me diría algo. Lo único que tengo es que algo terrible está por venir. —dijo preocupado.

Por el pasillo se acercó Ernie.

—¿Se retira señor Potter? Lo acompaño hasta la puerta, he guardado su “lujoso” traslador —dijo el empleado con tono irónico.

—Están todos muy chistosos hoy día —dijo Harry soltando una risa. Se había relajado un poco. Al parecer Circe era inocente.

—Un gusto haberlo conocido personalmente señor Potter. —dijo Calius.

Harry levantó su brazo para saludarlo y continuó su camino hacia el ministerio, sin imaginar que volvería allí desesperado.

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Nos vemos el viernes ;)

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Estudio periodismo en la Universidad de La Habana, escribo novelas y trabajo como periodista en CMBF Radio Musical Nacional. Potterhead!

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