‘Harry Potter y la Ruptura del Vínculo’: Capítulo 7!

Para hoy hemos reservado un capítulo con acción, aunque algo corto. Estamos recibiendo también sus continuaciones en nuestro mail hpsextante@gmail.com, no lo olviden!

No los demoro más:

LUMOS…

Capítulo 7

Lucha hasta el amanecer

Por Fénix Cromanti y Tomas Marvolo

Harry, Ginny, Ron y Hermione vieron aparecer un grupo de magos, que tenían el aspecto de carroñeros.

-Señor Potter, bienvenido a Albania- le dijo una voz desde detrás de los árboles.

Harry se acercó a ver , lentamente. No lo podía creer: era Circe.

-¿Circe?-preguntó confundido.

– La misma.

Harry y sus acompañantes levantaron sus varitas, prestos para luchar. En ese instante un rayo de luz roja iluminó las espaldas de Harry y, al voltearse, vio que Hermione caía. Como en cámara lenta, vio a Ron precipitarse a tomarla entre sus brazos, mientras Ginny gritaba algo que solo unos segundos después comprendió:

—¡¿Qué has hecho, Teddy?!

¿Teddy? ¿Acaso él era el responsable del hechizo que tenía fuera de combate a Hermione? ¿Acaso era Circe tan influyente como para lograr deshacer todo el cariño de su ahijado y convertirlo en uno más de sus aliados?

El mundo iba más rápido de lo que Harry deseaba y, de esa forma, lo golpeó un hechizo que lo lanzó unos metros más allá del lado de su esposa. Con un golpe seco, cayó al suelo y rodó un corto tramo por entre la hojarasca. La luz del día comenzaba  a iluminarlo.

-Hermione!- chillaba Ron desesperado, al tiempo que tomaba la varita de su esposa y comenzaba a batirse con uno de sus enemigos. Ginny, por su parte, solo podía escudarse de los agresivos hechizos que le lanzaba Teddy, por  temor a lastimarlo.

—Expelliarmus, Diffindo, Crucio…— gritaba el muchacho sin respirar, y chorros de colores salían de la punta de su varita en dirección a su madrina. Ginny movía hábilmente la varita de un lado a otro, creando una especie de barrera invisible contra la que golpeaban los hechizos.  Luces rojas ,verdes chispas y llamas de disímiles formas salían de las varitas y se dejaban ver como un espectáculo de fuegos artificiales.

Harry y Circe se hallaban uno frente al otro.

—Tú no puedes tener la edad que me dijiste…Tu magia es de alguien con más experiencia. Además, no tuvimos notificación de actividad mágica de menores en los lugares donde estuviste.

Circe rió como loca.

—¿Sabes algo? A veces la más palpable verdad puede ser un engaño. Realmente quisiera hacerte esas revelaciones, pero no soy la persona indicada, ¿comprendes? Digamos que soy una…ilusión. ¡AVADA KEDAVRA!

Harry vio el chorro de luz verde salir disparado hacia él y solo atinó a pensar en las tres D. Sintiendo un tirón del estómago primero y una compresión muy fuerte en sus pulmones después, volvió a tomar conciencia a unos metros de Circe. Se había desaparecido en el momento exacto que la maldición iba a golpearlo. Eso le dio oportunidad para tomar ventaja. Había algo distinto en Circe, un aire de estar ajena a sí misma…¿se habría vuelto loca?

Harry agitó su varita y el cuerpo de Circe quedó suspendido en el aire. No pudo mantenerlo por mucho tiempo, se sentía débil. Fue solo entonces que atinó a mirarse el brazo. ¡Se había escindido! Una parte de la piel había desaparecido, y brotaba sangre de una profunda cortada. Entre el esfuerzo por la desaparición y la cantidad de sangre que había perdido hasta el momento, el cuerpo de Harry comenzó a fallar.

Primero se le doblaron las piernas, luego su varita cayó al suelo y después, Circe lo encontró. Ella levantó su varita y le apuntó. Cuando Harry pensó que había llegado su final, un caballo plateado se interpuso entre él y su enemiga y la golpeó hasta hacerla caer. Era el patronus de Ginny.

Ron haba derribado a dos de los carroñeros y apuntaba a Hermione:

—Enérvate —le dijo. Nada había sucedido. El hechizo la había golpeado de una distancia muy corta, por lo que sus efectos eran mayores que normalmente.

-Ron llévatelos- gritó Harry

-No te puedo dejar aquí— dijo el pelirrojo, corriendo a ayudar a Ginny con la bruja que estaba teniendo duelo.

-Expeliarmus- grito Ron

-Sectunsempra – dijo la bruja al unísono.

-Protego- gritó Ginny en defensa de su hermano

-Maldita- resongó la hechicera.

Harry, aunque débil, preveía lo que pensaba hacer Circe . Ya en pie, la rubia estaba repuesta del ataque, y el patronus había desaparecido. El auror, después de haberse lanzado un hechizo para que su herida sanara de momento, logró levantarse e interponerse entre su enemiga y su esposa.

 -Que ingenuo –dijo la aterradora voz de la joven- ¿acaso no has comprendido que de nada sirve sacrificarse? Tu estúpida madre lo hizo y ¿dónde está ahora?

– No tienes derecho…Tus padres también murieron. ¿Ni siquiera sientes eso?¿Quién te dijo que habían muerto?

Circe no dijo nada más y levanto su varita. Harry también lo hizo.

-Terminemos esto, que ya amaneció. Avada…

—¡Levicorpus! —dijo Ron desde lejos y el cuerpo de la rubia quedó suspendido en el aire.

Todos los enemigos estaban fuera de combate. Circe atada a una soga invisible y los carroñeros dispersos por un lado y por otro, llenos de magulladuras. Teddy, obviamente bajo el Imperius, había sido atado por Ron.

Circe comenzó a aplaudir.

—Muy bien. ¡Appareil!

Del suelo comenzaron a aparecer una especie de jaulas metálicas como bocas. Ron fue engullido por una, al tiempo que Hermione, comenzando a despertar, era encerrada en otra. Parecían serpientes que estaban escondidas entre la hojarasca y salían de la nada a engullir a sus presas.

Harry y Ginny corrieron, y detrás de ellos iban lanzando sus mordiscos las jaulas encantadas. De pronto Harry cayó y quedó engullido por una, perdiendo el campo visual de lo que hacía Ginny.

Circe cayó al suelo.

—Arresto momentum —dijo suavemente y aterrizó sin recibir una magulladura.

Se volteó para examinar a sus compañeros y Harry observó algo realmente extraño: entre su cabello rubio, había aparecido una porción de pelo negro.

¡Por eso no respondía las preguntas! ¡Por eso no había hecho ningún conjuro de ilusión como el que casi deja a Harry atrapado en Navidad!

—¡Tú no eres Circe! —gritó el Jefe del Departamento de Aurores.

—Por supuesto que no —dijo una bruja con la mitad de las facciones de Circe— ¿No creerías que ella iba a tomar estos hechos de rutina, no?

La bruja comenzó a lanzar hechizos a sus compañeros y uno a uno se fueron poniendo en pie, algo aturdidos aún.

—Dakerov —dijo a uno de pelo rizado— Cuéntalos.

El mago se acercó a las jaulas y los contó.

—Son tres más el muchacho bajo el Imperius.

«¿Tres? ¿Solo tres?» se preguntó Harry.

—La muchacha pelirroja ha escapado —exclamó el carroñero.

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Estudio periodismo en la Universidad de La Habana, escribo novelas y trabajo como periodista en CMBF Radio Musical Nacional. Potterhead!

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