Serie de Harry Potter 159/199: ‘La torre alcanzada por el rayo’

capitulo 27Y llegamos al capitulo número 159 de nuestra publicación diaria y cronológica en la cual durante 198 días estaremos compartiendo nuestras sorpresas, anécdotas y opiniones acerca de cada uno de los capítulos de la saga de Harry Potter para luego finalizar con el Epilogo. El día de hoy es el turno para el capitulo número 159 de la Serie de Harry Potter. Uno de los capítulos más tristes de toda la Saga.

Harry Potter y el Príncipe Mestizo
Capítulo 27: La torre alcanzada por el rayo

Harry ayudó a Dumbledore a la roca más cercana. Se concentró con todas sus fuerzas en Hogsmeade, cerró los ojos y se desapareció. Antes de abrir los ojos supo que había funcionado ya que no olía a salitre. Cuando le dijo a Dumbledore que lo había logrado se dio cuenta de que este estaba mas pálido que antes.

Harry le dijo que se pondría bien que la señora Pomfrey lo ayudaría. Pero Dumbledore quería a Snape, así que Harry accedió a traer a Snape allí para que lo ayudara. En ese momento Rosmerta salió del pub, los había visto aparecer. Harry le pidió que cuidara a Dumbledore mientras el iba por ayuda al castillo. Rosmerta le dijo que no podía ir solo, Harry no la escuchó, pero Dumbledore si y le preguntó que pasaba. La marca tenebrosa estaba sobre el castillo.

La marca llevaba unos minutos ahí, sin perder tiempo Dumbledore le pidió unas escobas que Harry atrajo con un encantamiento convocador, le indicó a Rosmerta que avisara al ministerio, a Harry que se pusiera la capa y enseguida emprendieron el vuelo hacia el castillo. Durante el vuelo Harry pensaba en sus amigos, ¿se les habría acabado la suerte? ¿la marca estaría ahí por alguno de ellos? Si era así el seria el culpable. Dumbledore murmuró algo que debió desactivar los sortilegios que protegían el colegio, no había tiempo que perder. La marca estaba sobre la torre de astronomía.

Dumbledore ya había llegado a la torre y unos segundos después Harry aterrizo también. La azotea estaba vacía. Harry pensó que era una marca falsa. Dumbledore lo mando a buscar a Severus, que le contara lo que había pasado, que no hablara con nadie mas y el lo esperaría ahí.

Apunto de abrir la puerta de la torre oyó pasos del otro lado, volteó a ver a Dumbledore que le indicó que se hiciera a un lado. La puerta se abrió y alguien irrumpió gritando:

-¡Expelliarmus!

Harry quedo inmóvil, cayó hacia atrás contra el murete almenado de la torre. No entendía que había pasado, ya que Expelliarmus era un conjuro de desarme. Entonces vio como la varita de Dumbledore saltaba de su mano. El profesor lo había paralizado si emplear palabras y ese conjuro le había impedido defenderse. Dumbledore, aun pálido, seguía de pie recargado en el muro sin dar señales de pánico o inquietud, solo sonreía a quien acababa de desarmarlo y dijo

-Buenas noches, Draco.

Draco avanzó para ver si Dumbledore estaba solo. Cuando descubrió la escoba de Harry preguntó si había alguien más ahí, pero Dumbledore le devolvió la pregunta. Draco le explico que había mortifagos en el colegio, había encontrado la forma de introducirlos dentro, sin embargo se había encontrado con personas de la guardia que Dumbledore había puesto, el se había adelantado porque tenia algo que hacer, Dumbledore le dijo que lo hiciera si debía hacerlo. Ambos guardaron silencio y por increíble que parezca, Dumbledore sonrió. Le dijo a Draco que no era ningún asesino. Draco le dijo que el no sabia nada. Dumbledore contestó que si lo sabia, sabia que había estado a punto de matar a Katie y a Ron y que llevaba todo el curso intentando matarlo, pero sus tentativas habían sido muy débiles.

Dentro del castillo se escuchaba la batalla. Dumbledore preguntó como había conseguido meter a los mortifagos en el castillo, pero Draco seguía escuchando el sonido proveniente del interior del castillo. Dumbledore continuó diciendo que tal vez el tendría que terminar el trabajo solo, su guardia debía haber desmantelado su planes, aunque Draco no necesitaba ayuda, ya que el, Dumbledore, estaba desarmado. Pero tal vez lo que lo detenía era el miedo a actuar antes de que ellos llegaran. Draco dijo no tener miedo, aunque siguió sin atacarlo, el que debía temer era Dumbledore. Pero Dumbledore no temía, sabia que Draco no lo mataría, ya que matar no era tan fácil como el creía. Entonces pidió que le explicara como habían llegado los mortifagos al interior del castillo.

Draco había reparado el armario evanescente en donde Montague se había perdido el año pasado y la pareja del armario se encontraba en Borguin y Burkes. Los armarios funcionaban como una especie de pasadizo. Dumbledore alabó el plan de Draco, lo que pareció aliviar un poco a Draco. Hubo momentos cuando Draco pensó que no lo lograría y por había usado el collar y el hidromiel envenenado. Dumbledore le explico que sabia lo que hacia y que Snape tenia ordenes de vigilarlo. Draco le dijo que era un tonto por seguir confiando en Snape que era un doble espía y que había intentado robarle la gloria investigando cual era su plan. Pero cuando terminara, Snape dejaría de ser el preferido de Voldemort y comparado con el, Draco, no sería nada.

Dumbledore siguió hablando con el sobre su cómplice, el que le había ayudado con el hidromiel y el collar. Entonces comprendió que Rosmerta estaba bajo la maldición imperius y que la habían echo esconderse en el baño para darle el collar al primer estudiante que entrara ahí y pudo envenenar la botella de hidromiel antes de enviarle la botella a Slughorn. Para controlarla Draco había usado monedas encantadas, el mismo método que usaba el ED y la idea de envenenar el hidromiel se la había dado la “sangre sucia” de Granger al decir que Filch no reconocía las pociones. Lo único que dijo Dumbledore fue que no usara esa expresión, era lo que le molestaba aún cuando Draco estaba a punto de matarlo. Seguía sin creer que Draco fuera matarlo, ya que llevaban mucho tiempo ahí, con el indefenso y aun no se había decidido.

Draco se enteró de que Dumbledore se había ido porque Rosmerta le había avisado mediante las monedas, así que habían decido poner la marca sobre la torre para atraerlo. Entonces no debía haber victimas mortales, dedujo Dumbledore. Pero Draco le dijo que mientras subía hacia ahí había pasado sobre un cadáver.

Entonces Dumbledore decidió hablar de las opciones que tenían, pero Draco no tenia opciones, si no lo mataba, Voldemort lo mataría a el y a su familia. Dumbledore le ofreció su ayuda, esconder a su madre y a su padre, cuando este saliera de Azkaban. Aunque Draco creía que la suerte de Dumbledore estaba en sus manos, la realidad era que la suerte de Draco estaba en manos de Dumbledore.

Entonces unos se oyeron unos pasos que subían por la escalera y un segundo mas tarde cuatro individuos salieron por la puerta de la azotea. Uno de ellos felicito a Draco por haber acorralado a Dumbledore, Dumbledore lo reconoció como Amycus y a la mujer que los acompañaba como Alecto. Un tercero le dijo a Draco que lo hiciera, este tercero era Fenrir Greyback. A Dumbledore le sorprendió que Draco lo invitara cuando en el colegio estaban sus amigos. Draco dijo que no la había invitado, pero Greyback afirmó que por nada se perdería un viaje a Hogwarts. Los mortifagos le decían a Draco que terminara rápido el trabajo.

En el corredor se volvieron a oír gritos de gente que trataba de subir, pero la escalera estaba bloqueada. Los mortifagos urgieron más a Draco, pero este temblaba tanto que apenas podía sostener la varita. Greyback dijo que el lo haría pero el cuarto mortifago le dijo que no y le lanzó un hechizo. Alecto le dijo a Draco que lo hiciera o dejara que alguien más lo hiciera. En ese momento la puerta se abrió nuevamente y Snape salió de ella con varita en mano.

Snape observó la escena desde Dumbledore hasta el grupo de mortifagos. Amycus comenzó a decirle que Draco no se atrevía a matar, pero en ese momento Dumbledore le habló a Severus. El tono de su voz era suplicante. Snape no dijo nada pero avanzó unos pasos apartando a Draco. Los mortifagos se retiraron si decir palabra, hasta el hombre lobo parecía intimidado.

-Por favor… Severus…

Snape levantó la varita y apuntó directamente a Dumbledore

-¡Avada Kedavra!

El rayo de luz verde la dio a Dumbledore que saltó por los aires y, como un muñeco de trapo, cayó al otro lado de las almenas y se perdió de vista.

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Autor Whitzard

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