Leyendas de Brujería: La Bruja de Bell

Siguiendo con nuestra publicación quincenal de alguna Leyenda de Brujería, pues no todas las historias de brujas y magos son como las de Harry Potter, hoy presentamos la historia de La Bruja de Bell.
NOTA: Por más que esta historia pueda sonar poco creíble, muchas personas reconocidas que visitaron el lugar confirman su veracidad. Existen hasta declaraciones juradas sobre el asunto.

Como era costumbre, un día de 1817, John Bell, un lugareño del tranquilo pueblo de Tennessee, se adentró en el bosque del lugar junto a su hijo y un amigo para llevar a cabo la habitual jornada de caza.

Sin embargo, ese día no fue igual a ningún otro. Como contaron los cazadores al volver, una espesa niebla cubrió todo el bosque en cuanto entraron a él, haciendo las veces de una gran manta. Confundidos, intentaron buscar la salida, pero les fue imposible. De repente, entre la niebla, pudieron ver una extraña silueta que se movía sospechosamente.
Todos apuntaron sus rifles hacia la figura, que no tardó en acercarse para dejar ver que se trataba de una terrorífica criatura que no había sido vista por ninguno de los presentes. John fue quien reaccionó con mayor rapidez, disparando su rifle. Sin embargo no le dio a la criatura, sino que ésta se esfumó, sin dejar rastro alguno, junto con la neblina.
Asustados y a la vez contentos por haber regresado, el amigo de John se despidió de ellos, y los Bell volvieron a su casa, pensando que todo había pasado. Pero en realidad no había sido así.

Esa misma noche comenzaron a pasar cosas extrañas. Las maderas eran golpeadas, los vidrios arañados; el suelo crujía bajo los pasos de algo que parecía no estar allí.
Pero lo peor estaba por venir. La familia se contentó con auto-convencerse de que aquellas anormales situaciones se debían a pesadillas terroríficas que habían tenido todos los Bell. Sin embargo, esto no impidió que los dos mejores amigos de la familia, James Johnston y Richard Powell, se enterasen.
No obstante, al ser ellos hombres de buena reputación y reconocida racionalidad, pensaron que todo se debía a extrañas fantasías…

Hasta que una noche oyeron gritos y gemidos aterradores. Los Bell y sus amigos subieron las escaleras con rapidez y vieron cómo Besty, la hija del matrimonio, luchaba por su vida frente a un ser invisible y de incomparable fuerza. Besty estaba suspendida en el aire mientras era torturada físicamente, y ninguno de los demás presentes pudo detener eso.

Las noticias se difundieron y llegaron al general Andrew Jackson (que más tarde se convertiría en presidente de los Estados Unidos). Escéptico ante los rumores, Jackson se presentó en el pueblo junto a hombres de su confianza. Sin embargo no pudieron hacer mucho, pues el extraño ser se les presentó y los atacó, haciendo que Jackson y sus compañeros huyeran, presas del pánico.

Los ataques a la familia Bell duraron cuatro años enteros. Las apariciones estaban acompañadas por susurros, crujidos, respiraciones y gritos, que tomaban por sorpresa a los miembros de la familia. Desesperados, acudieron a Richard Powell, el hombre más culto del pueblo, y amigo de la familia.

Las explicaciones de Powell apuntaron que Kate Batts, la vecina de los Bell, era la responsable de los ataques. Batts había sido socia de John en un negocio de terrenos, aunque les fue muy mal. Kate Batts, que aseguró haber sido traicionada por John, maldijo en público no sólo a su ex-socio, sino también a toda su familia, en especial a Besty. Antes de esto, Batts ya había hecho méritos suficientes como para que el resto de la población la tomara por loca y bruja.
El punto cúlmine de los ataques fue una noche cuando el ser, aparentemente más furioso de lo normal, asesinó a John. Después de esto se marchó, aunque juró que volvería siete años después.

Kate Batts, después de ser perseguida, también se marchó, asegurando que volvería 135 años más tarde. No sólo lo hizo, sino que los lugareños aseguran que no se marchó.
Muchas personas se sienten atraídas por esta historia, y visitan el lugar. Se dice que muchos de ellos vuelven muy impresionados por la experiencia, y algunos hasta ofrecen pruebas fotográficas de su contacto con la criatura.
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